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domingo, 8 de julio de 2012

Historia del jabón. 2ª parte.



El tratamiento de grasa con álcali se ha practicado en el Oriente Medio por lo menos durante 5000 años. Los antiguos israelíes detallado leyes para la práctica de la higiene personal. Las cuentas bíblicas dan a entender que sabían que las cenizas y el aceite al mezclarse daban un producto para la limpieza.




Existe un papiro egipcio, el papiro Ebers, fechado hacia el 1550 a.c , considerado por los estudioso actuales como un auténtico tratado médico en el que se hace referencia a sustancias jabonosas tanto para el lavado de las prendas textiles como medio curativo para diversas enfermedades. Es mi modesta opinión que acrecentarían este poder curativo, con diversas hierbas y barros.




En el siglo III a.C se fabricaba en Arabia jabón mediante la cocción de una mezcla hecha de cenizas, aceite de limón. Los farmacéuticos de oriente medio, en ciudades como Basora, añadían perfumes dulzones a los jabones en el siglo VIII de nuestra era.







Aunque los estudiosos no se ponen de acuerdo, es bastante extendida la opinión de que la reintroducción del jabón la realizaron los cruzados, desde Alepo a Europa central, en el siglo XI. Aunque debemos tener en cuenta que los fenicios tuvieron tratos comerciales con Europa antes de los tiempos de los romanos, por lo que probablemente este tipo de jabón habría llegado mucho antes a ciudades costeras como Nápoles, Marsella, Cartagena o Cadiz.
Hay quien asegura que entre los siglos VI y VIII, fue floreciente el arte de hacer jabón en Nápoles y se extendió a toda Italia y España. Sería a partir del siglo XIII que el jabón se exportaría a toda Europa.
Lo cierto es que en la baja edad media no era muy utilizado el jabón y debido a la falta de higiene se originaron grandes epidemias que diezmaron a la población, como la peste negra del siglo XIV.
La primera gran jabonería europea la construyeron los árabes en Sevilla a finales del siglo X. Aprovechando que el valle del Guadalquivir les proveía de la materia prima esencial para fabricar un jabón que cuatro siglos más tarde se le conocería como jabón de castilla.

Almonas de Triana,
sólo recuerdo,
caminos en el agua
de aceite y sueño.
Por mis canciones
aún resbala la espuma
de sus jabones.

.


Tras la reconquista las almonas árabes pasaron a manos de la realeza, de ahí su nombre Almonas Reales; esta a su vez  cedió por privilegio real el monopolio del jabón y las almonas de Triana y Santiponce a la familia Enríquez de Ribera, marqueses de Tarifa, o a los Ponce de León, que en el siglo XVI ostentaban el monopolio del jabón y lo ampliaron hasta américa después del descubrimiento, en gran medida  debido a la unión comercial con las familias de mercaderes genoveses Sopranis que lo fabricaban y los Riverol que bajo los nombres de sapo hispaniensis o sapo castellanensis,  los exportaban a Flandes, Inglaterra, Alemania, etc. a través de Amberes donde tenían su centro distribuidor. Con posterioridad se unieron al negocio del jabón financieros alemanes como los Welser, Gessler, Sailer o Ehniger, o judío conversos como los Espinosa, ensanchándose los mercados exportadores al destinarse buena parte de la producción al mercado colonial americano. Se fabricaban, básicamente, dos tipos de jabón, el prieto o ralo y el jabón blanco. En el siglo XVI las almonas reales de Sevilla consumían más de 50.000 arrobas de aceite, produciendo unas 15.000 arrobas de jabón; hacia 1543 contaban con trece calderas y la mano de obra era esclava. Como estos jabones provenian de grasas vegetales, la gente comenzó a usarlos más y decreció el número de pandemias en europa.









Las famosas fábricas de Marsella se establecieron en el siglo XIV . Este jabón se fabricaba a base de aceite de oliva, agua y potasa cáustica proveniente de las cenizas del laurel, una receta muy similar a la que se fabrica en la ciudad siria  de Alepo desde hace más de 2000 años.


En 1575 se construyo una almona en la Ciudad de México. Los jabones mexicanos se hacían con grasas animales, agua y tequesquite, pese a la censura que los españoles y la iglesia católica impusieron a esta tradición, los antiguos mexicanos preferían el uso de temascal, un baño de vapor     que realizaban en un recinto cerrado en el que introducían piedras al rojo vivo sobre las que vertían una infusión de hierbas salutíferas para producir el vapor, que controlaban y dirigían con un ramo de hierbas frescas. Los antiguos mexicanos también usaban para su higiene plantas saponinas como la saponaria y los agaves. 


Temascal.

Nicolas Leblanc, químico francés, en el 1791 descubre un proceso por  el cual obtiene carbonato de sodio a partir de sal marina, lo que simplificó y abarato el proceso de obtención de la sosa. Dicho descubrimiento le reporto el premio de la Academia francesa de las ciencias. El también químico francés Michel Eugène Chevereul dio a conocer en el año 1823 en su publicación  "Recherches sur les corps gras d'origine animale"  la composición de las grasas    
formadas por una combinación de un polialcohol, el glicerol y ácidos grasos como el ácido oleico, margárico o esteárico. Con ello consigue explicar científica y químicamente el descubrimiento que los sumerios habían realizado 3000 años antes.




En el siglo XIX, a causa de la colonización, el jabón comenzó ha fabricarse a base de aceite de cupra y/o de palma. 
En la actualidad y desde los años treinta el jabón tradicional tiene que competir con los tensioactivos sintéticos o surfactantes que se utilizan hoy en día en detergentes, productos de limpieza, jabones, geles y champú.




Por suerte una cantidad creciente de personas están volviendo a lo natural, al producto bien hecho, y cada vez somos más los que realizamos y consumimos productos artesanales como garantía de producto respetuoso con el ser humano y el medio ambiente. Y gracias a muchos blogs el hazlo tu mismo es algo accesible a todos.









1 comentario:

  1. gracias por la informacion, se sabe como es el proceso antiguo para hacer el jabon?

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